Aerorporto di Bangui, con i 40.000 rifugiati... L'Aéroport de Bangui, avec 40.000 déplacés |
Un mundo loco
Estoy de viaje en Camerún, visitando nuestras comunidades carmelitas, que se encuentran en Yaundé,
la capital del país.
Y es aquí donde recibo la terrible noticia de los atentados de París:
mucha tristeza y la sensación de saberse
débiles, expuestos a cualquier peligro y, sobre todo, a la locura de quien no
temer servirse de Dios para matar y destruir. Pero también un mundo, el europeo
y occidental, que parece encontrarse cada vez más en vías de destruirse y de
destruir las raíces de su vida y de su historia...
Salí el lunes en un avión pequeño de las Naciones Unidas desde Bozoum
por Bangui, donde llegué hacia las 15 horas, un poco mareado por las
vibraciones y las turbulencias del aire.
El martes volví a salir desde Bangui por Douala (la capital económica),
y al día siguiente llegué a Yaundé, donde fui acogido por nuestra comunidad de
Nkolbisson y donde hay padres de distintas nacionalidades (de los que dos son
de mi provincia religiosa) y jóvenes en formación. He venido especialmente para
ver a dos jóvenes centroafricanos, fray Cristo y fray Miguel, que están
estudiando teología aquí.
La ciudad de Yaundé es muy grande, con un tráfico muy confuso, y con
mucha gente que vender, compra, trafica... Es impresionante ver la capacidad de
la gente para inventarse un trabajo.
El sábado participé en nuestra parroquia de Nkoabang en la profesión
solemne de dos jóvenes cameruneses, fray Juan Bautista y fray Marcial: se trata
de su compromiso definitivo en la familia carmelitana.
Estamos muchos, en una iglesia llena de gente, pero sobre todo de
colores, danzas y oración.
Después de la ceremonia (que comenzó a las 10'30 y terminó a las 14
horas) como un bocadillo con los festejados y me marcho para Douala. Había
pensado hacerlo en avión, pero la compañía ha anulado el vuelo, y en
consecuencia, me voy en autobús... de bajo coste.... Con menos de cinco euros
tengo derecho a un asiento, y también a otros espectáculos. El autobús se para
que la gente salga y se baje, y a sitios donde hay coca- cola, los vendedores
salen a vender botellas, cacahuetes, plátanos fritos, etc... Al final hace acto
de presencia un auténtico charlatán, que hace propaganda de agua y luego de
dulces, que consigue vender con mucha simpatía.
A las 22 horas, después de cinco horas de viaje durante 250 kilómetros,
llegué finalmente a Douala, y encontré una habitación disponible. Y de nuevo
estoy dispuesto a volver a Centro África, donde están en auge los preparativos
para la visita del Papa, el 29-30 de noviembre, pero donde la tensión sigue siendo
aún muy alta.
Fr.Jean Baptiste con il Provinciale di Milano, p.Attilio |
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